Todo en este Universo es reflejo de sí mismo y todo está relacionado con un reflejo de sí mismo a menor y mayor escala. El color que percibimos existe sólo en el ojo y la mente humana, no es una característica propia de un objeto. Dice un viejo adagio Kabalístico: ≪No vemos las cosas como son, las vemos como somos≫. Somos el reflejo de nosotros mismos, de ahí el único cambio posible, el interno que se refleja en el resto del todo.
El dodecaedro regular es una forma compuesta por doce pentágonos iguales. Símbolo del quinto elemento, el eter, prana o chi, es el poder femenino de la creación, la forma madre.
Estudios recientes, publicados en la revista Nature, sugieren que el universo podría tener la forma de un dodecaedro; eso explicaría las mediciones de ondas cósmicas que recibimos, la radiación remanente del Big Bang. Las proyecciones de otras figuras no coinciden con los datos que tenemos del universo observable. Eso confirmaría la afirmación de Platón de que el dodecaedro sirvió a Dios para trazar el plano del universo.
≡