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Ésta es la historia de un héroe, tal vez la más antigua de las historias contadas, antigua, aún para los antiguos. Desde lo profundo del África, su relato fue contado por generaciones y así viajó por el mundo. Los griegos, amantes de epopeyas y tragedias, unieron estos relatos y le dieron un nombre al héroe: Heracles, hijo de Zeus (Deus) y la reina mortal Alcmena (con el poder de la Luna). Nombrado por Apolo para ascender al mensaje codificado en las estrellas, más tarde los romanos lo trajeron hasta nuestro tiempo con el nombre de Hércules, servidor de la madre Hẽra, la severa diosa del tiempo y sus estaciones que nos devoran, venerada como impulsora del matrimonio, celosa y vengativa. Heracles vivió aventuras y tragedias que lo llevaron al borde del abismo, para salvar su alma tuvo que realizar 12 trabajos casi imposibles que fueron guardados también en el mensaje de las estrellas, un viaje iniciático de autodescubrimiento que finalmente lleva al héroe a la gloria o a la mue…
Esa última palabra quedó resonando en el aire, en aquel instante, el personaje del héroe tuvo un golpe de conciencia y despertó dentro de su mundo, desvió la vista a sí y como testigo se vió a sí reflejado en el tiempo. En el mundo de las ideas, las formas se presentan como geometrías y reflejos, él mismo tenía la forma de un vector que se extendía hasta el infinito, reinaba un silencio y desde aquella posición miraba el resto de los esquemas como otros entes superposicionados, transitando desde otra dimensión sobre las psiques humanas.
Aquella historia contada incontables veces, encarnada en infinidad de personajes se convirtió en un ente con alma propia, un egregor, uno de los muchos arquetipos o paradigmas mentales bajo los que crecen atrapados los seres. Una entidad psicológica que habita en el mundo de las ideas; que las hay amables o perversas; que pueden saltar de una mente a otra e inferir en sus huéspedes, y para comprender en verdad aquel mundo de las ideas entiéndase por ejemplo la simple operación aritmética ≪cuatro más tres≫, pensemos, ¿cómo actúa esta idea?, para no confundir así a la idea ni con el mundo de las palabras que la representan, ni el de las imágenes que de ellas nos hacemos, una idea es materia que vibra al filo de su propia dimensión, que se concibe en ésta, la nuestra, como por arte de magia, aparece y nos transita, si prestamos atención la percibimos, luego desaparece.
La historia viva de conciencia miró dentro de sí y descubrió las incontables veces que había iniciado su camino con la motivación de proteger e inspirar a otros, miró con claridad su necesidad de dejar huella en el mundo a costa de su propio sacrificio, miró su fuerza y disciplina infatigables, el idealismo y la nobleza de sus páginas, la audacia y coraje carentes de miedo de sus personajes, todos ellos estructuras que definían sus contornos como el interior de un cristal del que era imposible escapar, miró el deseo constante de superación y sonrió un poco, miró su disposición a servir, la voluntad hacia el honor y el bien común. Miró su proyección hacia el tiempo y descubrió sus historias hechas siempre de coraje ante la adversidad, miró también su mayor debilidad en la falta de humildad, la ilusión de sentirse más grande o importante que sus metas. La historia se miró a sí misma con sus mil caras, a veces un gran guerrero, otras una formidable atleta, en una época fue el gran salvador, también fue todos los y las libertadoras del mundo. Descubrió que en cada ocasión terminaba al borde de la adversidad, como para probar de qué estaba hecha su materia, y ahora, en ese mismo instante, el héroe se encontraba ahí, expulsado fuera del mundo de los humanos. Desposeído de sí, abrió los brazos y se dejó caer ante el abismo, y de la caída emergió la claridad, y su propósito fue revelado: La liberación, de sí y de los que así vieran en sí la salida, había encontrado, en su hora más crucial, un camino de liberación en el autoconocimiento y el entendimiento de su mundo. Una liberación que no era deshacerse de algo, sino integrarlo de la misma manera que las matemáticas integran las ideas o la meditación integra el ser. Y así lo hizo aquel héroe, inició el canto de un poderoso mantra numérico que integró su ser con una de las ideas más sublimes jamás creada por los humanos: los llamados Números imaginarios, que se pueden entender como el resultado de la raíz cuadrada de un número negativo, es decir, la operación inversa a elevar al cuadrado, pero para los números negativos, ¡no sabíamos que se podía hacer eso!, tuvimos que inventar unos números nuevos que describieran esa idea, una aberración racional que abre la puerta a una genialidad absoluta, un número misterioso que al aplicarle un límite (lim), y aquí es imprescindible visualizar como funciona un límite, que a cada iteración de la fórmula bloquea su paso como una navaja que raya el tejido del espacio hasta el misterio de los abismos cuánticos y hace de la recta una curva que escapa al infinito creando así un espacio topológico que se extiende por otras (n) dimensiones. ¡Matemáticas!, en el mundo de las ideas, el matemático es el místico que muestra una puerta, más no una fácil de atravesar, pues sólo la materia más pura puede ser sublimada. El héroe inició su rito de integración, su materia lentamente comenzó a desaparecer del mundo para entrar en otro, aún más sutil que el de las ideas, como un vector que se diverge, partió proyectado en un espectro de luz hacia otro sitio donde su materia era la forma de un campo que se extendía por valles y llanuras, era la curvatura de los ríos, la armonía de las flores.
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La historia que quería ser contada
Llegué a vivir a esta antigua casa y una de las primeras cosas que hice fue ponerme en el centro del hermoso patio rectangular a mirar la noche en el cielo, vaya asombro con que descubrí a la constelación de Hércules pasando justo por el centro como un perfecto reflejo del abajo. Así, durante varias noches, a las 11 pm observaba el paso y el reflejo adquirió una claridad inaudita, no sólo la constelación de Hércules se veía reflejado en los muros y columnas del patio, el cielo entero comenzó a aparecer representado en la casa como un mapa, el arco del escalón a la cocina coincidía a la perfección con el arco de la constelación Corona borealis, en los vértices de una ventana brillaba Lyra, ¿qué hacer con aquel descubrimiento? La casa entera mostraba éstos y otros signos de ser construida en armonía con el cielo del verano, en una época en que el mundo árabe era cuna de los amantes de las artes y ciencias, en especial de la astronomía, tanto, que hoy muchas de las estrellas conocidas llevan nombres árabes. Preservada en lo profundo del barrio antiguo, al lado de una de las mezquitas más antiguas de ChefChaouen en Marruecos, la coincidencia rayaba más allá de la casualidad aunque por el momento no tenía más evidencia. Una tarde calurosa, una fuerza estrepitosa como el rugido de un león me lanzó del estupor de la cama, fui a prepararme un café, mi destino parecía ineludible, debía contar aquella historia, mis dedos comenzaron a escribir de nuevo, al día siguiente comencé planes para hacer de la casa un observatorio del cielo.
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Recortes de la instalación.
Interpretación de los trabajos de Heracles
Los 12 trabajos de Heracles son en sí la representación del viaje de autodescubrimiento abierto a cualquiera dispuesto a transitarlo, el mágico proceso de convertir el plomo en oro, deshacerse de las máscaras una tras otra, disolver la sal de la coraza exterior para al fin descubrir de qué está hecho el ser, trabajo digno del guerrero del Uno.
Relacionados a las 12 divisiones del cielo en las constelaciones, siempre hay una tarea que se nos demanda,y sin saberlo, me había enfrentado ya al primer trabajo contado en el cielo de Leo (el de la fuerza y la voluntad). Un acto diminuto en comparación con la gran tarea, pero sustancial en su simbolismo: Vencer al León de Nemea, que se puede interpretar como derrotar a la bestia de la voluntad, que es el deseo de la pasión incontrolada, que devasta y devora con cada cosa que hace en lugar de recurrir a lo mejor de sí para servir. Dice el mito que Hércules usó sólo sus manos para estrangular al león y las propias garras del animal para romper su impenetrable coraza y quitarle la piel que después utilizó como capa protectora. Como utilizar la pereza para obligarnos a trabajar o la proyección de los deseos para vivirlos y al conocerlos usarlos como escudo. La batalla del mito se da en una cueva con dos entradas, de las cuales Hércules bloquea una para atrapar a la bestia, lo que puede ser leído como las puertas de lo inconsciente y de la razón, que podemos acallar una para acceder a la otra. De la misma manera el camino me había traído hasta aquí; cuando empecé a estudiar el segundo de los trabajos de Hércules, descubrí que me encontraba ya trabajando en interpretarlo a través de la lente, vencer a la poderosa Hidra bajo el signo de Escorpio (que es de agua y muy energético; que representa lo bajo, las emociones primarias y profundas; que da grandes ventajas a su portador pero representa grandes peligros a quienes lo desafían).
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Continuará…
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QUE BUENA HISTORIA DE HERCULES Y SUS TRABAJOS, ESPERO CON ANSIAS LA CONTINUACION Y OTRAS FOTOGRAFIAS