El auténtico observador contempla tranquila y despreocupadamente los nuevos tiempos revolucionarios.
Novalis
Las revoluciones no se hacen: llegan.
W. Phillips
Sostengo que la revolución aún hoy es la paz.
Francesc Margall
Llegaremos a tal punto de autoadmiración que contemplaremos nuestra propia destrucción como un espectáculo estético.
Walter Benjamin
En ciertas ocasiones «La masa», ese ser social producto de la aglomeración en las grandes urbes y de la masificación los medios de comunicación se enfrenta a un dilema, seguir o no seguir, integrarse o no al resto para buscar un cambio. Ante ello, el sistema y los que detentan el poder tienen en el «ENTRETENIMIENTO», su arma favorita. Una industria cultural que convierte de manera cotidiana al arte en mercancía y con ella entretiene, de un modo tan disciplinado y solo en apariencia desprovisto de sentido, que el espectador no es capaz de oponer resistencia y termina por convertirse en un consumidor, incapaz de ejercer un juicio crítico frente a lo que ve u oye.
Así que para celebrar el centenario de la Revolución mexicana, qué mejor que un gran espectáculo cultural, lleno de luces y proyectores láser que transformen los muros del zócalo de la Ciudad de México en un gran espejo que permita al mexicano «verse y reconocerse».
Encima de esta capa crítica por fortuna están los cientos de familias, parejas y solitarios que, rompiendo la rutina, salimos a caminar por la ciudad aún sin miedo, contemplando los nuevos tiempos que vive el país y formándonos una opinión más allá del mensaje oficial. Una fuerza que no cree en la violencia, ni la mentira para lograr un cambio, una fuerza que ES el cambio en sí.
Así, a ritmo de YO’ what’s up Mexico comienza el espectáculo de nuestra historia en el zócalo:
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